El pasado sábado 30 de enero un
grupo de alumnos, familiares y profesores de ALCE de Nueva York visitamos la
exposición itinerante de Picasso en el MoMA de Nueva York, en una visita guiada
que nos transportó por las diferentes etapas y momentos en los que Picasso se
inspiró para realizar cada una de sus esculturas.
El Museo de Arte Moderno de Nueva York
(MoMA) presenta por primera vez la exposición "Picasso Sculpture",
esculturas del artista malagueño que se presentan por primera vez en Estados
Unidos en los últimos 50 años y que muestra cómo esta disciplina se adaptaba
mejor al temperamento del genio.
Una retrospectiva con 150 obras esculturas
de Pablo Picasso. La exposición recorre la carrera de Picasso. La primera
escultura es de 1902, cuando tenía 20 años y la última de 1964, cuando tenía 84
años. Hizo esculturas durante toda su carrera, pero no de forma consistente. Lo
hacía en fases, así que cada galería muestra una fase.
El MoMA las ha instalado de tal
manera que cada sala es un episodio diferente y cuando pasas de una a otra es
difícil creer que se trate del mismo artista.
Cada vez que empezaba a esculpir de nuevo,
en una nueva época, en un nuevo estudio, elegía nuevos materiales y nuevas
técnicas. Lo único que se puede decir de forma general es que las esculturas no
son abstractas, siempre quiso centrarse en personas o animales.
Mientras que sí recibió entrenamiento en
pintura, Picasso se volvió escultor de forma autodidacta y fue además un arte
al cual le dedicaba mucho tiempo durante intensos periodos para luego dar paso
a grandes espacios llenos solamente de pintura.
El artista español mantuvo la mayoría de
sus esculturas en su residencia particular en el sur de Francia. Las solía
dejar dispersas en su hogar, como si fuesen miembros permanentes de una
colección privada.
La exposición que hemos podido disfrutar
en Nueva York cuenta con más de 140 esculturas que Pablo Picasso realizó,
precisamente, antes de que se descubriera su talento en esta disciplina,
durante diferentes etapas entre 1902 a 1964.
El MoMA ha posicionado las esculturas en
diez diferentes galerías y la distribución es cronológica, con la gran mayoría
de las esculturas siendo préstamos de otros museos y de colecciones privadas.
Alrededor de 50 esculturas provienen del Musée National Picasso-Paris.
Si en pintura Picasso atravesó la época
rosa, la azul y la cubista, entre otras, el trabajo escultórico es igualmente
variado, esta vez en cuestión de materiales,
formas, temas y dimensión.
La muestra arranca con una exhibición de
caras y cabezas de bronce (1902-1909), para luego continuar a una galería
donde, entonces sí, la gama de figuras geométricas forman parte del periodo
cubista (1912-1915), el más reconocible de su carrera.
La polivalencia de su estilo está presente
en esta exposición del MoMA, donde su rango no mantiene ninguna convención. Lo
único que se encuentra continuamente en su repertorio es la geometría de sus
figuras, ya que están directamente vinculadas a la intención expresiva de la
escultura.
Algunas piezas de la exhibición son la
cerámica "Insecto" (1951), "La Guitarra" (1914) y "La
Cabra" (1950), de metal.
Picasso era inquieto,
impaciente, y la escultura se acomodaba mejor a su personalidad, no tenía que
esperar como en la pintura: trabajaba, lo abandonaba, volvía. La improvisación
se imponía a la reflexión en sus esculturas, y sin embargo, terminó solo 700
piezas –150, muchas originales, se ven en la exposición– frente a los más de
cuatro mil cuadros que pintó en su vida. Pero de los cuadros se desprendía con
facilidad, mientras las esculturas se quedaban con él.
Picasso murió en 1973 a los 91 años y el
MoMA será el único museo estadounidense que albergará está exhibición.
Gracias a las familias por participar y a las diferentes AMPAS de Manhattan, Queens, White Plain y Newark por haberlo hecho posible con su colaboración.
Un día que recordaremos siempre.